La saturación de hospitales bloquea operaciones de urgencia

Sara Sanz Valverde
Estos días, las inmediaciones del hospital Rey Juan Carlos y el universitario de Móstoles parecen otras. Calles vacías, carreteras prácticamente sin coches y autobuses que pasan cada treinta minutos. Hay una sensación de calma inusual, como si hablásemos de un 15 de agosto en la capital madrileña. Una vez traspasadas las fronteras del hospital, la realidad es otra. Allí dentro el ritmo cambia, enfermeros corren de un lado a otro con mascarillas y disfrazados de astronautas, gritos de una planta a otra y camillas desplazándose por un pasillo interminable.
"Estamos saturados en el hospital, hay redistribuciones de plantas, redistribuciones de pacientes y de personal, porque llegan muchos casos algunos sobre este tema y otros muchos que no, porque sólo se habla del virus en este momento, pero nos estamos olvidando de los miles de pacientes graves que llegan por otra causa" afirma Laura, enfermera del Hospital Universitario de Móstoles. Esta saturación y desabastecimiento de los equipos de protección, camas de la U.V. I y personal sanitario desbordado afecta a pacientes como Pedro.
Este hombre de 73 años con Alzheimer, enfermo del corazón, problemas en los pulmones y una enfermedad degenerativa que hace que vaya en silla de ruedas se alimenta por una sonda gástrica. El pasado 17 de marzo por la tarde, esta sonda que permitía alimentar al paciente se le rompió y tras haber estado aislado en una habitación en su domicilio donde reside junto a su hija y su yerno, no tuvieron más remedio que llevarle al hospital Universitario de Móstoles donde le ingresaron esa misma tarde.
En el hospital Universitario de Móstoles no pudieron operarle de urgencia y cambiarle la sonda porque no había cirujano. Este paciente de riesgo fue aislado en una sala junto a otros enfermos contagiados del Covid-19. Esta situación era inadmisible para su hija Nazaret que, a pesar de los nervios y el descontrol, escribió a muchas influencers madrileñas, entre las que se encontraba Rocío Camacho, para que subiesen este contenido a sus redes sociales y pudiesen buscar una solución inmediata.
Tras varias horas de angustia, esperando una respuesta que no llegaba, una cirujana se puso en contacto con Nazaret a través de las redes sociales y pudo trasladarse al hospital donde estaba ingresado para operarle de urgencia. A pesar de que las jornadas laborales en los hospitales estos días transcurren de una manera mucho más estresante y que la vida de nuestros sanitarios ha cambiado de la noche a la mañana, porque asumen un riesgo mucho más importante que es el de contagiarse, siempre hay luz al final del túnel.