“Mi mayor miedo era el no poder coger a mi hijo en brazos”
Sara Sanz Valverde
No conocen ni a sus abuelos, ni a sus tíos, ni a sus familiares, no han conocido a nadie en sus primeras semanas de vida excepto a sus padres. Son los hijos nacidos en plena pandemia, bebés confinados en casa desde su nacimiento. Este es el caso de Enzo que nació el día 19 de abril de 2020 a las 7:14h de la madrugada en el hospital Rey Juan Carlos de Móstoles. Aunque los protocolos han cambiado, los hospitales tratan de hacer el proceso lo más agradable a las familias.
Sara es una joven de 26 años dedicada al mundo de la hostelería. Durante su embarazo, hizo un parón y se dedicó a trabajar como dependienta en el FNAC ya que el riesgo durante en el embarazo en el ámbito hostelero era mayor. Qué irónico hablar de riesgo teniendo en cuenta la situación en la que nos encontramos, ¿verdad? Sara nunca habría imaginado que fuese a durar tanto el estado de alarma como para abarcar su fecha de parto. "Cuando comenzó todo esto, mi mayor miedo siempre había sido perder a mis abuelos de 94 y 97 años. Después de prorrogar el estado de alarma asumí que el momento con el que había soñado todos estos años se había quedado en el camino", afirma desolada. Sara soñaba con dar a luz en una bañera, rodeada de su familia y con la seguridad de que su hijo naciese en un ambiente seguro y saludable. Las cosas habían cambiado. Solo le quedaba confiar en los profesionales que controlaban la situación y no dejarse llevar por noticias que se escapasen de la realidad.
Salir a hacer la compra se había convertido en toda una odisea. Lo que hace unas semanas era parte de nuestra vida cotidiana, cosas a las que apenas prestábamos mucha atención, actualmente nos planteaba muchas dudas. Supermercados como Mercadona, Carrefour, Día o Ahorramas daban prioridad a personas mayores o embarazadas a la hora de hacer la compra. "Siempre iba a primera hora de la mañana para que los productos no estuviesen muy manipulados por otras personas", asegura. Estos supermercados aparte de proporcionar ciertas ayudas a embarazadas como permitirles no hacer cola, ofrecen a sus clientes gel hidroalcohólico y guantes durante la compra.
Días antes de dar a luz Sara tuvo que acercarse a la clínica para hacerse una última prueba antes del parto: un exudado de laboratorio. "La noche de antes la pasé en vela pensando el trayecto al hospital. Sabíamos que no podíamos viajar en el mismo coche, pero no habían dejado muy claro las excepciones así que nos pusimos en contacto con la policía local, la policía nacional e incluso el propio hospital para que nos solventasen las dudas", apunta. Una de las normas que recogía este decreto es que solo se podía ir al médico de uno en uno y en caso de urgencia, así que mientras su marido le esperaba fuera, ella entró asustada a la consulta donde le esperaba la enfermera. "Cuando terminó de hacerme la prueba, me lanzó un amago de sonrisa bajo su mascarilla como queriendo decirme que era algo duro para mí pero que estaba tan agotada que no tenía ni fuerzas de sonreír".
Los profesionales recomiendan cancelar la consulta siempre y cuando no sea algo urgente y pedir la asistencia por teléfono. El día 30 de marzo Sara tenía su última ecografía, pero por precaución la clínica decidió cancelarla y hacerle unas preguntas por teléfono sobre su estado de salud. En esa llamada la pusieron al corriente de como sería la situación durante el parto y la dieron la cita para la inducción. "Ese día lloré, lloré mucho sabiendo que nada tendría que ver con el parto que yo había imaginado todos estos años atrás", asegura. El día 18 de abril acudió al hospital Rey Juan Carlos de Móstoles para dar a luz. Sara iba con miedo, pero a la vez muy feliz ya que ese día conocería a su hijo. "Había carteles por todos los lados, sanitarios forrados con EPIS que presentaban algo de respeto y ascensores que estaban censurados para enfermos y sanitarios de Covid". Antes de inducirle el parto, los profesionales sanitarios le midieron la temperatura corporal y la saturación de oxígeno para descartar un posible contagio de Covid-19.
Después de inyectarle durante 21 horas oxitocina y no conseguir dilatar lo previsto, le decidieron practicar una cesárea. Su pareja pudo acompañarle hasta el momento de entrar al quirófano. "El único momento donde me aislaron fue cuando me metieron en monitores unos 45 minutos y tuve que estar aislada ya que la sala era pequeña y no respetábamos las medidas de seguridad", nos confirma. La cesárea fue rápida y pronto pudieron reunirse juntos los tres. "Uno de mis mayores miedos era no poder coger a mi hijo en brazos en el momento que naciese, pero no fue así. Minutos después de salir del quirófano ya lo tenía a mi lado, piel con piel".
La estancia en hospitales durante el estado de alarma se ha visto modificada. Si es un parto natural no suele superar las 24 horas y si es cesárea, después de 48 horas post parto suelen dar el alta a los pacientes como medida de prevención y para evitar posibles contagios. También hay modificaciones en cuanto a las infraestructuras del propio hospital. La planta de maternidad del hospital Rey Juan Carlos de Móstoles estaba cerrada para evitar la movilización de la familia desde los paritarios y las salas de obstetricia y evitar posibles contagios. "La habitación donde estuve ingresada era compartida con otras familias y eso fue algo que al principio me preocupó bastante. Siempre estaría el miedo de que la otra familia no cumpliese con las normas de higiene en el baño compartido o en la mesilla de noche, pero la verdad que nosotros tuvimos bastante suerte y no tuvimos ningún problema", afirma nuestra protagonista.
Desde el día 26 de abril se ha permitido salir a los niños menores de 14 años a dar un paseo acompaños de un adulto y en un radio de un kilómetro. Sara ha podido salir a pasear junto a Enzo, pero siempre respetando las medidas de seguridad y protección que propone el gobierno de España. Ella nos cuenta como fueron esos primeros días: "Nadie se ha acercado demasiado ni le ha tocado, ni siquiera nosotros hasta que no llegábamos a casa de nuevo y nos desinfectábamos bien". A pesar de las circunstancias y como se viven estas situaciones, entre tanta niebla siempre sale el sol. "Sin duda he estado acompañada de los mejores profesionales", concluye.